jueves, 19 de abril de 2012

Palabras

Yo, una amante de las palabras, creo que les concedo el valor que merecen. Y de pronto él, tan de pronto que no lo vi venir, sale con la palabra fundamental. Y yo, yo que soy una amante de las palabras, elegí creerlas. Porque viniendo de él, no puedo más que sentirme la niñamujer más agradecida de la tierra, porque esas cosas no me pasan, porque era mi hombre formal, porque se derribaron las murallas, porque de pronto el tiempo se detuvo, las palabras corrieron y un instante se hizo eterno. Y fue mágico. Me da igual lo que digan. Fue como caer al vacío y poco importaba si vivía o no: ahí estábamos los dos para salvarnos el uno del otro. Y sé que me voy a tardar un siglo en admitir que quizás, en efecto, también esté enamorada. Se me va a quedar tan atascado como aquel Te Quiero, y es que  creo que soy de esas que cuando de verdad sienten algo se les enreda todo y nada sale. Y que rico sentirse así, y que rico tenerlo solo para mí, y que rico saberse querida, y que hermoso todo esto.
Y perdón si me pongo muy rosa o si esto de pronto se convirtió en una declaración de amor. Me da igual. Resulta ser que entre tantas cosas terrenales, la magia aún existe, yo lo sé. Esa clase de magia que se da cuando dos personas, esas dos motas de polvo de estrellas, se encuentran, chocan y se dan cuenta de que hay algo mejor que lo terrenal...
Y es que juntos podemos volar.

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