domingo, 13 de enero de 2013

Amáneceme en el pecho, tengo frío


Te adueñas como una puta de las esquinas
de todos mis folios en blanco.
Yo pongo un ático a tu nombre,
en el verso treinta y siete de un poema
que aún está por escribir.

Claro que creo en el amor,
es el amor el que no cree en mí
si no me miras.


Burlemos al destino si no escribe nuestros nombres
en el prólogo de la vida que nos resta,
jodamos calendarios y estaciones,
si nos privan del calor que nos debemos,
prometamos que la próxima promesa
será dejar de prometernos el futuro.

Y que surja.

Que si el amor no viene a nuestro encuentro
lo divisemos de camino a algún orgasmo.

Te acuerdas?
"Yo lo único que quiero es sentarme en tu cara
para luego poder besar mi sexo en tu boca"

Nunca nadie ha vuelto a decirme nada tan hermoso.
Y tengo sed.

Deberías atarme tu sombra al tobillo,
amordazarme el silencio de no nombrarte,
guardar los te quiero en las costuras de tus bragas,
el odio tras el quicio de un portazo.

Clavarme algún insulto en las costillas,
el tacón en la garganta,
coser tu apellido a mi genética
con el hilo de las faldas que te rompo.

Y doler, que no dejes nunca de dolerme
que necesito saber cuanto me importas.

Y claro que no me da miedo el amor,
lo que me da pánico es perderlo

si es el tuyo.

No habrá fotos de boda decorando la salita,
ni sabanas de seda bordadas por tu madre.
Tampoco cuello alto,
ni pijamas mas anchos que mis sueños.

No habrán anillos que iluminen anulares,
que sean tu ojos los que brillen como estrellas,
que sea tu boca  la que alumbre mis ocasos,
que sean tus manos como faros de una playa.

Te acuerdas?

"No me quieras menos,
de lo que llegarías a odiarme si me marcho"

Y eso hago.
Quererte.

Mientras me observas a tres metros de distancia
con posdatas en los ojos
y en la boca,
el deseo de tatuarme con saliva
tu nombre en cada poro de la piel.


Y eso hago.
Odiarte.

Mientras tus medias aún no saben de carreras
y mis dientes ya planean una guerra
de hilos que se rompen
y de hambre,
de ropa por el suelo
y humedades.

Y claro que es amor pero si quieres,
lo llamamos solo sexo
y nos follamos.

                                                                                    Ernesto Pérez Vallejo

domingo, 6 de enero de 2013

Blue

Lo triste es que ni siquiera me importa. O quizás sí.
No me duele, no me mueve. Ya puedo asentir resignada a una tarjeta de invitación inconsciente hacia cierto lugar. ¿Qué sucede?
Lo triste...lo triste...muy triste.
Yo me vuelo de a poquito. Me escapo por la ventana por ese pequeño rincón.
Oh mi querido Mr. Rochester...