lunes, 8 de diciembre de 2014

Qué hago ahora

Y qué hago ahora que hay que comenzar de cero. Que se derrumban las paredes de lo conocido. Ahora que se acabó la primavera.
Ahora que hay que renacer de las cenizas, dar vuelta la página, salir adelante; entera, salir de esto entera. Aunque ahora sienta que me rompo a pedazos, que se cae el cielo, que es el fin del mundo, de todo lo bello, de todo lo real.
Ahora queda la risa, queda la alegría de vivir, la posibilidad de reinvención que se presenta como una gran oportunidad de cambio. De seguir. De comenzar los veintes sola y con valentía ante la adversidad.
Hoy que todo se está yendo al carajo, me quedo con este compromiso:


“Yo me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada. Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre. Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme: ni la pena ni el éxtasis para que cuando sea viejo tenga como deleite la detallada historia de mis días.” 
 Ángeles MastrettaLa emoción de las cosas

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